Este blog nació sin una temática concreta, antes de decantarse por la historia de Cadalso como objeto central. En esos primeros momentos publiqué una entrada
¿Dónde nació Cervantes? que ha sido una de las más visitadas del blog. Por este motivo y porque es noticia de actualidad la búsqueda de los restos de uno de los más grandes genios de la literatura universal, dedicaré una entrada a la localización de la tumba de don
Miguel de Cervantes Saavedra.
Revista Cisneros nº 21
Es curioso que durante más de dos siglos fuese una incógnita el lugar de nacimiento de
Cervantes (algo que aún hoy es objeto de alguna controversia), y que además se ignore el lugar concreto donde reposan los huesos del
Manco de Lepanto. Sólo nos falta dudar sobre si realmente existió don Miguel.
LOS TRABAJOS DE LOCALIZACIÓN
Hace un año,
Fernando de Prado Pardo hizo público su
Proyecto de Localización e Identificación de los restos de don Miguel de Cervantes. Dicho proyecto partía de la información conocida del lugar de enterramiento en el modesto y por aquel entonces recién fundado
convento de las Monjas Trinitarias de Madrid, como consta en el Libro de Difuntos de la Parroquia de San Sebastián de Madrid ("
mandose enterrar en las monjas trinitarias..."). Conviene precisar que este convento anduvo en obras y no se terminó hasta 50 años después de la muerte de
Cervantes.
Por ese motivo, en una de las fachadas del citado convento, colocada por la Real Academia, existe una lápida indicativa de que allí yace el escritor.
Además del dato, según el estudio de don Fernando de Prado Pardo, otras fuentes y argumentos reforzarían esta hipótesis, como es el hecho de que desde su redención de su cautiverio en Argel por la Orden Trinitaria, estaría muy unido a la misma, así como la cercanía y vinculación de su lugar de residencia al propio convento de Monjas Trinitarias. En particular, un estudio biográfico de don Luis Astrana Marín iba en la misma dirección.
En base al citado
Proyecto de Localización, se están llevando a cabo los trabajos correspondientes en el
convento de las Monjas Trinitarias, con especialistas y los más sofisticados medios, trabajos que han tenido gran difusión y que hasta el momento no han conseguido su objetivo.
REVISTA CISNEROS Nº 21
No obstante, conocemos un testimonio, bien es cierto que indirecto, sobre la localización de la tumba en otro lugar, no muy lejano al sitio donde están afanados en su búsqueda. El dato lo proporcionó un artículo publicado por F.A. en la Revista Cisneros nº 21, en 1959, con el título EL ENTERRAMIENTO DE DON MIGUEL DE CERVANTES.
Explica F.A., que a raíz de la publicación en ABC de un cuento titulado Don Félix de Montemar en la Plaza del Progreso, había recibido varias cartas, entre ellas una firmada por don Hipólito León Jordán que le hacía partícipe de algo que le había contado su octogenaria tía, doña Dolores Jordán, que vivía precisamente en la calle Luis Vélez de Guevara, número 14, 2º (muy próxima a la actual Plaza de Tirso de Molina).
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Según contaba doña Dolores, del suceso que relata fue testigo su esposo, dueño de un tejar en Vallecas y empleado de banca. En el otoño de 1921 se estaban terminando las obras de ampliación del Metro, concretamente el trozo Sol-Ventas, que iba a inaugurarse el 26 de diciembre de dicho año. En uno de los tramos que conducen al puente de Vallecas se encontraron diversos objetos, como cacharros, huesos y ornamentos, en absoluto abandono. Una de las tardes un grupo de obreros descubrió una lápida, haciendo balancín en el anden de enfrente, donde podía leerse: "Aquí yacen los restos mortales de don Miguel de Cervantes Saavedra". El esposo de doña Dolores recordaba la inscripción de la lápida, que pertenecía a un nicho, creyéndose que allí no había más que cuerpos yacentes de frailes mercedarios. Los obreros, temerosos de que el capataz, si conociese el descubrimiento, parase las obras, dejándoles a todos en el paro, decidieron destruir la lápida con un pico: Entonces, rompimos la lápida en pedazos y la tiramos al escombro.
F.A. concluía que era necesario buscar en la estación de "Sol, antiguo cementerio del convento de la Merced, que allí existió" (sic), para lo cual pedía ayuda al Marqués de la Valdavia, aunque ello no gustase a don Luis Astrana Marín (defensor de la localización de los restos en el convento de las Monjas Trinitarias, como antes he dicho).
Hasta aquí lo publicado por la
Revista Cisneros.
AMPLIACIÓN DE LA LINEA DEL METROPOLITANO EN 1921
Aunque en el relato hay errores, hay datos que deben tenerse en consideración. Comencemos con la ampliación del Metropolitano.
El Metropolitano de Madrid se inauguró en 1919, con el recorrido entre las estaciones de Sol y Cuatro Caminos. En 1921 se inauguró la prolongación de la línea (la nº 1) desde la estación de Sol hasta la de Atocha. Concretamente, la inauguración de este nuevo tramo tuvo lugar (ver portada del
ABC) el 26 de diciembre de 1921, como bien dice el relato, que yerra, sin embargo, en que la ampliación era del tramo Sol - Ventas, cuando esta nueva linea (la nº 2) se inauguró en 1924. No obstante, la indicación de que la ampliación se dirigía hacia el Puente de Vallecas refuerza la idea de que se está refiriendo a esa línea 1, tramo Sol - Atocha, con las estaciones de Progreso, Antón Martín y Atocha.
HALLAZGOS HUMANOS EN LAS OBRAS DEL METROPOLITANO (LA VOZ)
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En la Revista Cisneros se indicaba que habían aparecido huesos durante las obras, lo que concuerda con lo publicado en el diario La Voz de 02/09/1920, en relación con la aparición de un cementerio en la excavación de la estación de Progreso (hoy Tirso de Molina). Relataba La Voz que un periodista vio a un grupo de obreros de las obras del Metro que salían de una taberna de la Plaza del Progreso, festejando el fin de la tarea semanal, y uno de ellos llevaba una calavera en la mano, que ofrecía a sus compañeros: "Tomad, bebed, que esta es la cabeza de un Miguel Saavedra, según decía la lápida". La curiosidad del periodista le llevó a investigar este hecho. El capataz de la obra reconoció que durante las obras de excavación de los andenes de la estación de Progreso había aparecido una galería de unos diez metros de largo, por unos cuatro de anchura y tres y pico de alto, al nivel superior del trazado del túnel y a unos ocho metros por debajo del pavimento de la plaza (ver gráfico). La galería se comunicaba con un corredor que debía de dar acceso a otras galerías que no dificultaban el trabajo. En las paredes había más de 200 nichos tapados y, en el suelo, grandes losas de piedra guardaban muchas fosas. Las lápidas tenían inscripciones en latín y se deshacían con facilidad. Con las lápidas de esa galería habían hecho grava y solo se salvaron una y algunos trozos de otras.
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Los técnicos del Metropolitano informaron al periodista que los huesos de esa galería fueron respetados y trasladados a otra galería, salvo los que estaban medio pulverizados y difíciles de recoger, que quedaron revueltos con la misma tierra a los lados del túnel.
En el montaje realizado en el blog
Rutas por Madrid puede comprobarse dónde estaba situado el
convento de la Merced, superponiendo el dibujo del plano de Texeira de 1656 a una imagen aérea de la actual la plaza de Tirso de Molina (antes Progreso).
El convento de la Merced era de monjes trinitarios y a él perteneció fray Gabriel Téllez, más conocido por Tirso de Molina. Fundado en 1564, fue demolido en 1837, tras la desamortización de Mendizábal.
Aunque el autor del artículo de la Revista Cisneros considera que la lápida fue encontrada en la estación de Sol, no hay duda de que incurre en otro error, porque el convento de la Merced, que cita, ya se ha dicho que estaba en la plaza del Progreso. Además, lo relatado por el diario La Voz, el hecho de que la carta remitida a F.A. lo fuera en relación con un cuento sobre la plaza del Progreso, y la proximidad de dicha plaza al domicilio del supuesto testigo del hallazgo, confirman que el pretendido suceso habría tenido lugar en en la estación del Metro de Progreso.
Alguna leyendas hablan precisamente de la existencia de fantasmas en la estación de Tirso de Molina, sin duda con origen en todo lo relatado. ¿Será el fantasma de don Miguel de Cervantes Saavedra?
¿Se trasladarían en algún momento los restos de Miguel de Cervantes de su primitiva ubicación en el convento de las Trinitarias Descalzas en la calle de Lope de Vega, al convento de la Merced, de la misma Orden, sito en la actual plaza de Tirso de Molina? Recordemos que las obras de aquel convento continuaron durante 50 años después de la muerte del escritor y que fray Gabriel Téllez moró en el convento de la Merced en esos años y bien pudiera haber querido trasladar los restos del cautivo de Argel a "su" convento.
Y, caso de que la respuesta a la pregunta anterior fuera afirmativa, ¿siguen allí los huesos o fueron destruidos o revueltos con la tierra, al otro lado del muro de la estación del Metro de Tirso de Molina?